La urología funcional es una rama de la urología que se centra en el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos relacionados con el funcionamiento del sistema urinario y reproductivo. A diferencia de otras áreas, que se enfocan en condiciones anatómicas, la urología funcional aborda problemas que afectan a la forma en que la vejiga, la uretra y otros músculos interactúan y controlan el flujo de orina.
Los trastornos más comunes que se tratan en una unidad de urología funcional incluyen la incontinencia urinaria, la vejiga hiperactiva, las dificultades para vaciar la vejiga, la retención urinaria, las infecciones urinarias recurrentes y algunas disfunciones sexuelas como la disfunción eréctil o los problemas de eyaculación.
La terapia funcional del tracto urinario se lleva a cabo mediante un enfoque integral que combina varias técnicas diagnósticas y tratamientos personalizados. Todos ellos están diseñados para mejorar el funcionamiento de la vejiga, la uretra y los músculos que las rodean.
El proceso comienza con una evaluación detallada de los síntomas del paciente y un diagnóstico posterior mediante una serie de pruebas específicas que el urólogo se encargará de determinar en función de cada caso. Dependiendo del diagnóstico, serán diferentes los tratamientos que se pauten, entre ellos se pueden incluir:
Solicita más información o reserva tu primera consulta en APL Urología por 200 €
La unidad de urología funcional ofrece una serie de ventajas significativas para los pacientes que buscan mejorar el funcionamiento de su sistema urinario y su calidad de vida. Entre los principales beneficios destacamos:
Se recomienda acudir a la terapia funcional del sistema urinario cuando se experimentan síntomas que afectan el control, la frecuencia o el confort al orinar. Algunas de las situaciones más comunes en las que esta terapia es aconsejable incluyen:
Solicita más información o reserva tu primera consulta en APL Urología por 200 €
Preguntas frecuentes
Un estudio urodinámico es una prueba médica que mide la presión y el flujo de la orina para evaluar el funcionamiento de la vejiga y el de la uretra mientras se llenan y se vacían. Esta, forma parte del diagnóstico de problemas como la vejiga hiperactiva, la incontinencia urinaria o las dificultades para vaciar la vejiga.
Durante el procedimiento, se introducen dos catéteres por la vejiga y el recto para medir la presión que existe dentro de estos órganos.
La mayoría de los tratamientos actuales para las disfunciones urinarias son procedimientos mínimamente invasivos, lo cual implica que causan poco o ningún dolor. Es cierto que, en algunos casos, hay pacientes que pueden experimentar una leve incomodidad durante determinados procedimientos, sin embargo, dado que la mayoría se realizan con anestesia local o sedación, esto es algo muy poco frecuente.
El tiempo que puede durar la recuperación de patologías urológicas funcionales depende del tipo de tratamiento realizado, de la patología y de las condiciones del paciente, entre otros aspectos. A pesar de ello, por lo general son tratamientos rápidos que permiten a los pacientes volver a su rutina a los pocos días de la intervención.
Durante el proceso de recuperación, es posible que el especialista recomiende evitar esfuerzos físicos durante un determinado periodo de tiempo junto con otro tipo de indicaciones, sin embargo, esto es algo que siempre definirá el profesional.
