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Hay varios tipos de cirugía láser para la hiperplasia benigna de próstata, incluyendo el láser de holmio, tulio y el láser verde. Según el tipo de láser empleado se denomina HOPEP, TULEP o TUFLEP. En ambos tipos de cirugía, el láser se utiliza para vaporizar o desintegrar el tejido de la próstata y reducir su tamaño.
La cirugía láser para la hiperplasia benigna de próstata se realiza bajo anestesia y suele durar en torno a una hora. Después de la cirugía, los pacientes deben permanecer en el hospital por uno o dos días para controlar la micción y el dolor. También puede realizarse como una cirugía ambulatoria. El paciente regresa a sus actividades normales en unos pocos días.
Las operaciones láser para el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata tienen algunas ventajas frente a otros métodos, como: menor sangrado, recuperación más corta y menos complicaciones.
Se realiza a través de la uretra y no requiere ninguna incisión. La ventaja es que se realiza en régimen ambulatorio, en muy pocos casos hay pérdida de eyaculación y es una alternativa válida para el tratamiento oral.
¿Quiénes se pueden beneficiar?: pacientes con elevado riesgo anestésico, pacientes ancianos, pacientes que desean preservar la eyaculación o pacientes con síntomas miccionales leves.
Cirugía robótica: La cirugía robótica se emplea en pacientes con próstatas de volumen muy elevado en los que estaría indicada una cirugía abierta. Este abordaje mínimamente invasivo mejora los resultados durante y posteriormente a la intervención.
En este procedimiento, el paciente recibe anestesia general. El cirujano hace pequeñas incisiones en el abdomen del paciente, a través de las cuales, se introducen instrumentos quirúrgicos y una cámara en miniatura.
El cirujano controla la cirugía visualizando todo el procedimiento a través de la cámara con un sistema robótico que le permite realizar movimientos más precisos y delicados que los del cirujano.
Mediante esta técnica se pueden realizar las siguientes cirugías de la próstata, vejiga, riñón y retroperitoneo. Dentro de estos órganos se puede intervenir patología maligna-cancerígena como por ejemplo prostatectomía, cistectomía, nefrectomía radical, total o parcial y benigna como pieloplastia, adenomectomía o cirugía de la glándula suprarrenal.
Después de este procedimiento, el paciente se recupera en un área especializada después de la cirugía y debe permanecer, al menos, 24 horas en el hospital recibiendo los cuidados adecuados para una recuperación óptima.
La cirugía robótica es menos invasiva que la cirugía abierta tradicional, lo que mejora la recuperación y el paciente tiene menos dolor. Además, al ser más precisa se asocia a menos complicaciones quirúrgicas.
Previamente, el paciente debe someterse a una evaluación médica, analítica y pruebas de imagen para medir el tamaño de la próstata.
A través de la uretra se introduce un instrumento robótico con una cámara. A continuación se introducen los parámetros de conformación anatómica de la glándula y tamaño.
El cirujano utiliza el chorro de agua para extirpar suavemente el tejido prostático agrandado. El tratamiento se realiza con precisión para evitar dañar los tejidos contiguos. Una vez finalizado el tratamiento, se procede a cerrar la incisión.
El paciente debe permanecer en observación por 24 horas en el hospital.
La cirugía robótica AquaBeam para hiperplasia benigna de próstata es una opción quirúrgica menos invasiva que la cirugía abierta tradicional. Además, para la exéresis del adenoma prostático, emplea un chorro de agua a alta presión. Las posibilidades de sangrado son bajas pero si ocurriera se puede controlar posteriormente con bisturí eléctrico.